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julio 4, 2013 / oesm

Nuestra Señora del Refugio

¡Ruega por nosotros!

Nuestra Señora del Refugio

Nuestra Señora del Regugio

Retablo mexicano del siglo XIX

La Imagen de Nuestra Señora del Refugio, tal como la conocemos y veneramos, fue una copia especial que el Beato Antonio Baldinucci, apostólico misionero jesuita, mandó hacer tomada del original de la también célebre imagen, de Nuestra Señora de la Encina, la cual se venera en Poggio Prato, Italia. El Beato Antonio Baldinucci, en su celo por la conversión de los pecadores, quiso llevar consigo a Nuestra Señora del Refugio, y así la llamaba a través de sus correrías misioneras. Hoy, esa primera copia de Nuestra Señora Refugio de Pecadores, se conserva y venera en la ciudad de Frascati, al Sureste de Roma, camino a Nápoles, cuyo santuario es muy reconocido como centro de peregrinaciones.
Una de las advocaciones más veneradas de la Santísima Virgen, como Abogada, Auxiliadora y Mediadora ante Cristo Nuestro Señor, es la de Nuestra Señora del Refugio de Pecadores, cuya fiesta se celebra el 4 de julio, pues fue un 4 de julio de 1719 cuando fue coronada con ese nombre. En efecto, el Papa Clemente XI, Sumo Pontífice en los primeros 21 años del siglo XVIII (de 1700 a 1721), fue quien le concedió la coronación pontificia bajo ese título: Nuestra Señora del Refugio de Pecadores. Eran aquellos tiempos de los errores cismáticos de los jansenistas que tanto enfriaron la piedad y devoción de los fieles, y tiempos también de grandes pestes que dejaron muchas muertes en Europa; más en Italia y Francia.
Su Santidad Juan Pablo II, insistió, en su homilía dictada en el Santuario de Nuestra Señora de Zapopan (30 enero de 1979), en la función de esos templos como «lugares de conversión, de penitencia y de reconciliación con Dios». Y él seguramente conoció bien el Santuario de Nuestra Señora del Refugio allá en Frascati, cerca de Roma. En algun momento afirmó: «Ella despierta en nosotros la esperanza de la enmienda y de la perseverancia en el bien». «Ella nos permite superar las múltiples estructuras de pecado en las que está envuelta nuestra vida personal, familiar y social».

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